sábado, 18 de mayo de 2013

Guatemejor

Lo intentamos todo, chequear perfiles de rutas y distancias a recorrer, pensar de forma pesimista como para no crear expectativas sobre a donde íbamos a llegar al final de cada día, hacernos a la idea de que iba a ser duro….pero no existe forma para preparaste ni mental ni físicamente para una semana de subidas y mucho menos de el tipo de subidas que Guatemala tenia preparado para nosotros. Arrancamos en Flores y el primer día solo nos dejo agotados de calor, con los poros abiertos como si viniéramos de un sauna y durmiendo en un puesto de control fitosanitario donde nos atacaron las hormigas. El día siguiente el calor no bajo y nos obligo a parar en un restuarant rutero en medio de un paisaje de selva que podría haber sido Cambodia , volvimos a arrancar y nos encontró un fuerte chaparrón llegando a Quiche donde pernoctamos en una iglesia evangélica con misa tardía. A la mañana siguiente encaramos el día mas duro y no solo por el calor, sino porque fue el primero que nos mostró el porque al cambio 1:1 le dicen cambio Guatemala. Las inclinaciones de las rutas parecían hechas por ingenieros civiles resentidos con los ciclistas y se sucedían bajadas de igual intensidad que no parecían dejarnos nunca a mayor altura con respecto al mar con lo que la temperatura nunca bajaba, las montañas cubiertas de espesa selva se asemejaban protuberancias de una planta de brócoli y los ríos donde refrescarnos solo sumaron dos, pero que nos dieron no solo un buen bajón de temperatura(el agua estaba realmente fresca) sino un experiencia local al encontrarnos a las señoras de los pueblos lavando ropa a la vieja usanza.Tambien paramos dos veces a refrescarnos con sendas Pepsis al hartarnos de buscar infructuosamente Coca ( acción nunca avalada por mi padre que se empeña en enviar mails del estilo:Coca vs agua), pero cuando ya parecía que el cuerpo y la mente iban a decir basta, arranco la bajada a Coban a donde enfilamos derecho a los bomberos, donde extenuados, pero muertos de hambre, nos preparamos un alto guiso de pollo y dormimos sin ducha alguna. La mañana siguiente arrancamos cerca de las 9 después de que nos hicieran una nota en un medio local. Por suerte el día iba a ser mas tranquilo, la salida de la ciudad era en de un subi-baja pero bajando progresivamente hasta que llegado a Santa Cruz de Quiche arranco una bajada de calle de tierra bastante poseada pero con unos pasajes increíbles de acantilados y montañas que nos deposito después de 50km de recorrido en el pequeñísimo pueblo de Quixoy, bañándonos en su río y pasando la noche bajo el techo de el porche de una escuela y con el ruido de la primera gran tormenta de la temporada de lluvias de America Central. A la mañana todavía no había parado y comenzaron a llegar los estudiantes, que no pasaban de los 10 años, y todos, unos 50, y sin excepción, no nos quitaron los ojos de encima mientras desarmábamos las carpas, hacíamos el desayuno, y preparábamos las bicis para irnos cuando parara la lluvia, cosa que hicimos cerca de las 10 no sin antes pasar por el aula a explicar de que se trataba el viaje y de donde venían esos seres extraños de largas barbas y pinta de vagabundos. La perspectiva del día era durísima, y lo fue. Subimos unos 40km de forma constante, bajamos un tramo y volvimos a subir unos diez mas hasta llegar a un altiplano, pasamos por pueblos increíbles, construcciones de adobe y techos de teja aparecían entre terrenos sembrados y mujeres vestidas de con prendas coloridas mientras cargaban agua en vasijas transportadas sobre sus cabezas y sostenidas por los años de experiencia.Volvimos a bajar unos 5km y subimos otros cinco para bajar 12km hasta el pueblo de Sacapulas, donde volvimos a pedir acilo a los Bomberos y nos pegamos un duchazo a la orilla del río en unos pozos de donde salían aguas termales.Para ese día las subidas eran una constante, ya habíamos hechos pasos de 2000 metros y al otro día volvíamos a subir hasta 2500 para intentar llegar a Chichicastenango.De mas esta decir que llegamos, previo paso por un par de pueblos en donde encontramos mas mercados, y mas locales, entre ellos un ex convicto de cárcel de máxima seguridad de EEUU que había sido deportado hacia unos dos años y nos ofreció cargar las botellas de agua en su casa, a lo cual accedimos.Llegamos a Chichicastenango cerca del atardecer, dormimos en la estación de bomberos, previo paseo por una de las ciudades mas autenticas de Guatemala, con su gran iglesia Colonial, su gran y famosos mercado y también el Pascual Abaj, un cerro donde la tradición se mezcla con la superstición y los locales piden a Chamanes que allí hacen ofrendas, que pidan por el cumplimiento de sus deseos y por la satisfacción de sus necesidades. Dejamos las bicis ahí mismo en la estación al otro día y nos fuimos a Panajachel, para por el módico precio de 25 quetzales, tomarnos una lancha hacia San Pedro La Laguna en otro extremo del Lago Atitlan, donde pasamos dos días relajando y una noche durmiendo en el Free Hostel El Pirata que maneja su dueño Chas, un ex soldado americano que perdió un ojo en Afganistán, su edad, 26. Nos volvimos a la estación al otro día a la tarde, haciendo como 5 combinaciones entre tuc tuc, mini buses, y las famosas camionetas guatemaltecas, que no son mas que los autobuses de escuela americanos, tuneados y transformados y ahora manejados por lo mas cerca a maniáticos de la ruta que he visto( con decir que el ayudante del chofer sube arriba del techo a acomodar bolsos y baja de nuevo con el conductor enderezando curvas a 70km x h, cuando ven Indiana Jones se cagan de la risa). Cuando llegamos los bomberos estaban preparándonos unos bifes de cerdo que comimos como si fuera la ultima comida antes de enfrentar la pena de muerte, y muy contentos y bien pi-pon nos fuimos al sobre. El siguiente día volvimos a la ruta para enfrentar nuestro último día de subidas críticas. Fue bueno poder llegar a Iztapa después de haber hecho 90km sabiendo que después de eso no íbamos a volver a subir hasta los 2500 hasta que lleguemos a Colombia, por lo menos. En Iztapa nos quedamos con Maya Pedal, un ONG que se dedica a crear soluciones ecofriendly para problemas locales con el uso de la tecnología que ofrece la bicicleta y el pedal. Cesar, uno de los creadores, nos mostró la bicimolino para maiz, la bicidesgranadora, la bicibomba de agua y la bicilicuadora entre otras invenciones, y los dos días que nos quedamos nos integro a su familia y a la ONG como si nos conociera de toda la vida.Dejamos Iztapa y a Cesar y a su familia para llegar a Antigua Guatemala, ciudad donde originariamente se encontraba la actual Capital del País pero que fue abandonada por sus habitantes luego de un terremoto. La ciudad igual conserva toda su arquitectura colonial y sus calles empedradas y paso a ser una ciudad chic y un centro importante del estudio del español por parte de jóvenes extranjeros, atraídos no solo por la belleza de su arquitectura sino por lo espectacular de su ubicación, rodeada de los volcanes de Agua y Fuego.Nos quedamos haciéndonos los dandys como 7 horas en un Cafecito al frente de la plaza principal, tomándonos solo un cafecito y comiéndonos un pedazo de torta abandonado casi impoluto en la mesa de al lado, para terminar durmiendo en la estación de bomberos de la ciudad, unos lord Ingleses. El día siguiente nos toco bajar de nuevo a nivel del mar, y la temperatura subió de forma bastante drástica llegando a Escuintla y nos obligo a parar de nuevo a la siesta, nuestra ultima siesta en Guatemala. Cerca de las 6 de la tarde llegamos a la estación de bomberos de Chiquimulilla hechos sopa y seguimos transpirando hasta cerca de la una de la mañana, hora en la que el boliche que se encontraba ubicado al lado de la estación decidió cortar la música para dejarnos dormir la ultima noche en el país de Ricardo Arjona

1 comentario:

Anónimo dijo...

Groso de la vida!te admiro!Siga girando por el mundo!