viernes, 24 de mayo de 2013

Ometepe, la isla de los dos Volcanes

Después de la tormenta vespertina, el día siguiente amaneció con un cielo limpio y azul, aunque pintado con un par de nubes blancas en el horizonte.Desayunamos en Los Patios con el mejor café nicaragüense que probé en mi vida y un desayuno bien suculento. Antes de dejar este oasis de lujo en nuestro viaje para partir en el ferry de las 2 de la tarde hacia la isla de Ometepe me pegue un último chapuzón para despedirme de la pileta y llegar más fresco al puerto. La isla, que en lengua Náhuatl significa dos montañas, se ubica en el lago Nicaragua, número 25 del mundo en tamaño y único con tiburones adaptados a vivir en agua dulce. El viaje en ferry, (104 c$, o 4us$ más 2us$ por las bicis) salvo por el meticuloso chequeo de cada una de nuestras alforjas que retraso a todos los pasajeros una media hora, fue un verdadero placer. Dura unas 4 hs, pero desde que uno deja Granada hasta que llega al puerto de Alta Gracia se tiene una vista increíble del Volcán Concepción (1610mts). A la llegada, que fue ya anocheciendo, bajamos el equipo y cruzando la ciudad homónima a la que me vio crecer nos dirigimos hacia Santo Domingo, zona de hoteles y hostels y donde se encuentra la playa del mismo nombre. Fue suerte el encontrarnos justo en frente del lugar en donde nos íbamos a alojar cuando empezó a chispear, y nos encontramos con Ernesto, acostado en su hamaca, desde donde se disponía a disfrutar el espectáculo de la naturaleza cayendo sobre nuestras cabezas. Fue el también el que nos mostró la habitación en su hostel, El Bosque, el más barato y mejor ubicado de la zona, con salida al lago al frente y una despensita atendida por su hija al costadito. Metimos todo adentro y como estábamos medio muertos de hambre, compramos algunas cosas para cocinar en su despensa, que muy amablemente nos permitió preparar en su cocina. Nos despertamos al otro día y nos hicimos una suculenta ensalada de fruta y decidimos dar una vuelta en la bici por la isla y conocer, ahora si con luz, el segundo volcán que completa el nombre de la isla, el Volcán Madera(1340mts), un poco más pequeño que el Concepción pero con una laguna de agua dulce que es la que alimenta del líquido vital a la población( unas 35.000 en toda la isla concentradas mayormente en Altagracia, Moyogalpa y San José del Sur).El calor era bastante importante cuando llegamos a Bague así que bajamos a refrescarnos al lago donde una familia de Monos Aulladores pasaba de un árbol al otro bajo la atenta mirada de los perros del vecindario, principal depredador de estos animales autoctonos.Una tormenta aparecía en el horizonte y decidimos volver al hostel El Bosque, lamentablemente quedo solo la amenaza, pero como los días sin lluvia son lindos días para asado, compramos unas piezas de pollo y en estos momentos, mientras yo despliego mi torpeza literaria, Nico y Mica preparan lo que paso a ser el sustituto ideal a nuestra falta de costillares de vaca, el asado de Pata muslo.

jueves, 23 de mayo de 2013

Granada, tierra soñada por mi

Después de nuestro desencuentro con los pibes, volver a reunirnos requirió que hiciera solo 20km desde Masaya a Granada en una ruta que desciende gradualmente hacia el enorme lago Nicaragua, único en el mundo en donde los tiburones se adaptaron al agua dulce. La entrada a la ciudad mas antigua de America fundada en tierra firme fue con muchísimo calor y humedad, y eso que no pasaban de las 9 y media. Encontré a Mica en la estación de bomberos ya desayunado y leyendo un libro y a Nico recién levantándose y saliendo de la carpa, la noche no había sido la mejor para ellos, la estación de bomberos era muy cerrada y tanto calor sin una gota de aire corriendo no era el mejor somnífero. Nos fuimos en primera medida al lago y pasamos un par de horas dentro, sentados sobre las arenas finas y oscuras que me recordaron mucho a las del Río Colorado en la Patagonia. Armados de valor y con el cuerpo un poco mas fresco, caminamos hacia el centro histórico de Granada, flanqueados por grandes casonas de estilo colonial, convertidas ahora en restaurantes, hoteles boutiques o simplemente comercios pero que conservaban a la ciudad como en formol desde la época de su fundación, y es que de hecho, es una de las pocas ciudades Latinoamericanas que conserva el diseño que le diera su fundador, Francisco Hernández de Córdoba, quien también da nombre a la moneda que circula en el país. Las filas de casonas dieron paso a Templos e Iglesias, Plazas y fuentes, jardines y mercados, testigos de ataques de Piratas, Corsarios, y filibusteros como William Walker, que contratado por la enemiga ciudad de León la llego a conquistar atacándola desde el Lago y declarase presidente en nombre de EEUU, reinstaurando la esclavitud, imponiendo el idioma ingles y atacando Costa Rica desde donde volviéndose derrotado, incendio Granada dejando atrás una placa recordando “Aquí estuvo Granada”. Decidimos que valía la pena pasar un par de días y nos pusimos a la tarea de buscar donde, la estación de bomberos no era opción si lo que queríamos era dormir. Encontramos entonces un simpático hostal ubicado a media cuadra de la Vía Atravesada y a la vuelta de la Catedral, el Hostal El Momento, www.hostalelmomento.com una casona de 400 años remodelada y prolijamente decorada y además súper bien ubicada, con la opción de hacer dorm o cuarto privado, y como éramos tres elegimos un privado que nos quedaba mejor. Chris, su dueño nos mostró el lugar y el pequeño restaurante y Zacarías, el recepcionista nos ubico en nuestra habitación, la verdad 10 puntos en atención, y en la recepción tenes unas Ipads y una compu como para ponerte al día y chequear los mails, súper recomendable. El día siguiente lo pasamos relajándola y nos decidimos a cambiar de lugar para alejarnos un poco del centro, y fue entonces que encontramos una joya de la decoración, Los Patios Hotel www.lospatiosgranada.com , a unas 5 cuadras de la catedral, una pequeña casa colonial adquirida en el 2007 por una pareja de daneses, Erik e Ingeborg ,y convertida en una casa de revista,de 5 patios y solo 5 habitaciones, entre ellas la suite, con el trabajo de ellos, el arquitecto español-danés Gómez Villamon y la diseñadora danesa Malene Hasse, quienes no dejaron espacio en el cual la vista no se deleite por el buen gusto desplegado en la elección de sus muebles y objetos decorativos, donde cada silla y cada lámpara es una obra de arte.La casa fue convertida en hotel boutique en el 2011 y es atendido de forma excelente por Xiomara y Armando, mas Anne, una simpática danesa que resulto ser muy amiga de una de las chicas que guíe en Venezuela 3 años atrás, Fredderike. Para seguir sumando puntos el deleite no solo viene dado por la vista, si bien el hotel no cuenta con restaurant viene incluida una variedad de snacks y el desayuno incluido en el precio que impresiona por la calidad y la frescura de sus productos.La verdad, un lujo no merecido por nosotros, pero es el cumple de Mica y desde acá lo estamos festejando, recién desayunados y después de despertarnos con un chapuzón en la increíble pileta de Los Patios, A vivirla!!

miércoles, 22 de mayo de 2013

De Salvador a Nicaragua, Pedaleando entre volcanes con el calor de un infierno

La salida del Salvador después de los días de playa tuvo mucho de calor, pero también de grandes sorpresas, como la noche que dormimos en los bomberos de Usulután con pile y viendo el partido de Boca vs Corintians, o al otro día durmiendo en Santa Rosa de Lima con asadito de pollo (lagrimas de emoción corrían por mi rostro al manducarme la pata muslo) en la Cruz Roja. Al otro día cruzamos a Honduras, una frontera como todas, donde parece que el sellado es mas voluntario que obligado. El calor era bastante heavy y terminamos parando después de haber hecho unos 70kms en una despensita para tomarnos una Coca y para que al rato cayera George, un repartidor de Bimbo, y nos regalara dos budines(otras lagrimas corrieron por mi rostro en ese momento).Llegamos a Choluteca cerca del atardecer y terminamos como de costumbre en los bomberos donde uso de cocina mediante, nos preparamos alto guiso de arroz con riñoncitos, al otro día la ruta que nos llevaba a Nicaragua era un tramo de 40km de pozos, pero arrancamos temprano y a las 9 cruzábamos al 5to país en Centroamérica y 8 en el recorrido previo pago de la exageradísima suma de us$12(si se tiene en cuenta que un salario medio es de us$180 mensuales). Ni bien se entra lo que choca, además del calor, es la cantidad de publicidad oficial dedicada a Sandino y a relacionar a su actual presidente, Daniel Ortega, con este revolucionario Latinoamericano muerto hace 80 años. Ya no nos chocaba tanto el grito de Gringo! a nuestro paso, por parte de los niños desde su primer año de vida(sacamos la conclusión que antes de decir mama, aprenden a decir gringo y a apuntarte con el dedo mientras lo repiten).Seguimos pedaleando, luchando contra el viento caliente que soplaba en dirección contraria a nosotros, mientras a nuestra izquierda permanecia imponente el volcán San Cristóbal. Las condiciones del clima solo nos dejaron llegar hasta Chinandega, pero al otro día solo tendríamos que hacer 40km para llegar a León, hermosa ciudad colonial ubicada muy cerca del Cerro Negro, lugar ideal para practicar sandboarding en su ceniza negra(es el volcán más activo de Nicaragua!). Ese día por alguna mágica razón yo me engripe y al día siguiente arranque antes para poder llegar esa noche a Granada, a unos 145km de donde estábamos, deje a los chicos cerca de las 6 30 de la matina, imposible arrancar después, el calor es realmente insoportable, y avise que iba a parar a las 11 a esperarlos. Llegado a cierto tramo la ruta se separaba y preguntando tome la ruta que me indicaron, a todo esto el efecto del calor y el embotamiento de la fiebre me iban dejando sin pilas. Pedalee hasta las 11, surcando el lago Managua dejando detrás el volcán Momotombo hasta parar al frente de una fábrica textil donde me dedique a esperar a los chicos para almorzar(solo tenía un dólar y me lo gaste para comprar una coca mientras esperaba a lo pibe) que sin saberlo yo habían tomado otra ruta. Cerca de las 3 de la tarde me decidí a seguir pero las horas de luz solo me dieron para cruzar Managua y llegar medio muerto y con el pecho cerrado al cuartel de bomberos del Masaya, otra muy bonita ciudad colonial, donde para volverme el alma al cuerpo me cocine la única comida del día, 700gr de pollo, tres huevos y un plátano frito, ducha y al sobre, al otro día me encontraría con los chicos que ya habían llegado a los bomberos de Granada

martes, 21 de mayo de 2013

Surfing Salvador

La entrada al Salvador fue mucho más simple de lo que pensamos, ni siquiera hubo pago de ninguna tasa, cosa que en el futuro nos traería más de un disgusto. Desde la entrada al país la ruta busca al océano, y fue justamente en una playa donde hicimos nuestro primer break, Metalio, ahí también almorzamos y decidimos seguir buscando los famosos point surferos que la costa del país tiene.El día fue súper caluroso y la humedad era altísima, frenar y dejar de producirse uno mismo algo de brisa era como abrir una canilla en el pecho y la espalda. Seguíamos, ese día queríamos dormir en un lindo lugar. Preguntamos a algunos de los personas que cruzamos y una familia con casa de playa nos recomendó Mizata, a unos 4kms de donde estábamos, donde la ruta empezaba a serpentear entre acantilados en las playas de la Libertad. Cuando llegamos al km indicado no entendíamos bien que tenia de bueno ese lugar. Nos decidimos a entrar igualmente hacia la playa siguiendo el cartel del único hotel o hostel que había, el Mizata Point ( www.mizatapointresort.com ) cuando llegamos entendimos el porque de tanta recomendación. Casi sobre la playa de piedras negras y redondas se encontraba este Lodge de Cabanas que miraba hacia uno de los points de surf mejor guardados y menos conocidos de la costa del Salvador. A la izquierda, imponente, una mole de piedra cerraba la postal dándole protección del viento a la ola perfecta donde dos o tres surfers despuntaban el vicio. Después de charlar un rato con George y su esposa Hondureña Wendy, nos ubicamos en una pulcra cabaña con aire acondicionado (A.C!!!). Una buena ducha cada uno, y nos fuimos derecho a cenar al comedor de Doña Com, a unos 300mts del Resort volviéndose al pueblo, un descubrimiento, la mejor comida que probé en Centro America y los menúes van desde desayunos a us$1,50 a cenas a us$3. Después de eso un poco de tele( que placer es ver tele después de meses de no verla, y mas si es una peli de dibujitos) y a dormir como campeones cada uno en su cama. Me desperté casi como un autómata a las 7 pero me quede haciendo fiaca, otro inmenso placer, hasta que junte fuerzas para levantarme e irme a la pileta con borde infinito que miraba al acantilado y desde donde podía ver al único surfer que se había animado, un nadador olímpico brasileño que cuando se acerco al desayunador nos dejo a todos reducidos a enanos hilachentos. Cuando los chicos se levantaron nos fuimos a desayunar a lo de Doña Com y volvimos luego a preparar las cosas para la partida.Dejamos Mizata Point en la peor hora, pero nos era difícil salir de la pileta. Pedaleamos 20km en tramos de a 10 en caminos que subían y bajaban hasta que llegamos a un río donde decidimos hacer un break por un rato, para volver a hacer unos 30 mas hasta llegar a uno de los Point de surf mas conocidos y concurridos de El Salvador, El Tunco. El pueblo, un clásico pueblito surfero, una mezcla entre gringos surfers y locales, mas algún que otro hippie vendiendo artesanías y las chicas que siguen a los surfers, pero nunca a los ciclistas, aunque claro que llamamos la atención a todos, incluso a los policías, a quienes le pedimos recomendación de algún hostel y nos marcaron el Tortuga, de Francis Hasbun , surfista profesional de joven y uno de los fundadores y ex presidente de la asociación salvadoreña de surf. Su hostel se encuentra contra la playa, a metros del point y entre el ambiente y la pileta, mas el aire acondicionado de sus habitaciones, el desayuno incluido y lo conveniente de su precio nos decidimos por la fácil y le dijimos que si. Nos quedamos dos días en el Tunco, descansando un poco, comiendo en el comedor de Mary (sobre la principal al lado de un estacionamiento) poniéndonos al día con las bicis y los planes para el futuro y charlando y paseando por las playas y el malecón de la Libertad a donde nos llevo Francis cerca de la tarde noche del ultimo día para terminar sellando la buena relación con unas buenas pizzas ( hacia cuanto que no comía una pizza!!!). Volvimos a meternos a la pile para cerrar el día y lo comenzamos igual, en la pile para despabilarnos, pero con un desayuno mirando el mar y los surferos amanecidos en el vicio. Ese día dejábamos la costa del Salvador y no volveríamos a ver el pacifico hasta entrar a Honduras, donde solo lo veríamos desde lejos.

sábado, 18 de mayo de 2013

Guatemejor

Lo intentamos todo, chequear perfiles de rutas y distancias a recorrer, pensar de forma pesimista como para no crear expectativas sobre a donde íbamos a llegar al final de cada día, hacernos a la idea de que iba a ser duro….pero no existe forma para preparaste ni mental ni físicamente para una semana de subidas y mucho menos de el tipo de subidas que Guatemala tenia preparado para nosotros. Arrancamos en Flores y el primer día solo nos dejo agotados de calor, con los poros abiertos como si viniéramos de un sauna y durmiendo en un puesto de control fitosanitario donde nos atacaron las hormigas. El día siguiente el calor no bajo y nos obligo a parar en un restuarant rutero en medio de un paisaje de selva que podría haber sido Cambodia , volvimos a arrancar y nos encontró un fuerte chaparrón llegando a Quiche donde pernoctamos en una iglesia evangélica con misa tardía. A la mañana siguiente encaramos el día mas duro y no solo por el calor, sino porque fue el primero que nos mostró el porque al cambio 1:1 le dicen cambio Guatemala. Las inclinaciones de las rutas parecían hechas por ingenieros civiles resentidos con los ciclistas y se sucedían bajadas de igual intensidad que no parecían dejarnos nunca a mayor altura con respecto al mar con lo que la temperatura nunca bajaba, las montañas cubiertas de espesa selva se asemejaban protuberancias de una planta de brócoli y los ríos donde refrescarnos solo sumaron dos, pero que nos dieron no solo un buen bajón de temperatura(el agua estaba realmente fresca) sino un experiencia local al encontrarnos a las señoras de los pueblos lavando ropa a la vieja usanza.Tambien paramos dos veces a refrescarnos con sendas Pepsis al hartarnos de buscar infructuosamente Coca ( acción nunca avalada por mi padre que se empeña en enviar mails del estilo:Coca vs agua), pero cuando ya parecía que el cuerpo y la mente iban a decir basta, arranco la bajada a Coban a donde enfilamos derecho a los bomberos, donde extenuados, pero muertos de hambre, nos preparamos un alto guiso de pollo y dormimos sin ducha alguna. La mañana siguiente arrancamos cerca de las 9 después de que nos hicieran una nota en un medio local. Por suerte el día iba a ser mas tranquilo, la salida de la ciudad era en de un subi-baja pero bajando progresivamente hasta que llegado a Santa Cruz de Quiche arranco una bajada de calle de tierra bastante poseada pero con unos pasajes increíbles de acantilados y montañas que nos deposito después de 50km de recorrido en el pequeñísimo pueblo de Quixoy, bañándonos en su río y pasando la noche bajo el techo de el porche de una escuela y con el ruido de la primera gran tormenta de la temporada de lluvias de America Central. A la mañana todavía no había parado y comenzaron a llegar los estudiantes, que no pasaban de los 10 años, y todos, unos 50, y sin excepción, no nos quitaron los ojos de encima mientras desarmábamos las carpas, hacíamos el desayuno, y preparábamos las bicis para irnos cuando parara la lluvia, cosa que hicimos cerca de las 10 no sin antes pasar por el aula a explicar de que se trataba el viaje y de donde venían esos seres extraños de largas barbas y pinta de vagabundos. La perspectiva del día era durísima, y lo fue. Subimos unos 40km de forma constante, bajamos un tramo y volvimos a subir unos diez mas hasta llegar a un altiplano, pasamos por pueblos increíbles, construcciones de adobe y techos de teja aparecían entre terrenos sembrados y mujeres vestidas de con prendas coloridas mientras cargaban agua en vasijas transportadas sobre sus cabezas y sostenidas por los años de experiencia.Volvimos a bajar unos 5km y subimos otros cinco para bajar 12km hasta el pueblo de Sacapulas, donde volvimos a pedir acilo a los Bomberos y nos pegamos un duchazo a la orilla del río en unos pozos de donde salían aguas termales.Para ese día las subidas eran una constante, ya habíamos hechos pasos de 2000 metros y al otro día volvíamos a subir hasta 2500 para intentar llegar a Chichicastenango.De mas esta decir que llegamos, previo paso por un par de pueblos en donde encontramos mas mercados, y mas locales, entre ellos un ex convicto de cárcel de máxima seguridad de EEUU que había sido deportado hacia unos dos años y nos ofreció cargar las botellas de agua en su casa, a lo cual accedimos.Llegamos a Chichicastenango cerca del atardecer, dormimos en la estación de bomberos, previo paseo por una de las ciudades mas autenticas de Guatemala, con su gran iglesia Colonial, su gran y famosos mercado y también el Pascual Abaj, un cerro donde la tradición se mezcla con la superstición y los locales piden a Chamanes que allí hacen ofrendas, que pidan por el cumplimiento de sus deseos y por la satisfacción de sus necesidades. Dejamos las bicis ahí mismo en la estación al otro día y nos fuimos a Panajachel, para por el módico precio de 25 quetzales, tomarnos una lancha hacia San Pedro La Laguna en otro extremo del Lago Atitlan, donde pasamos dos días relajando y una noche durmiendo en el Free Hostel El Pirata que maneja su dueño Chas, un ex soldado americano que perdió un ojo en Afganistán, su edad, 26. Nos volvimos a la estación al otro día a la tarde, haciendo como 5 combinaciones entre tuc tuc, mini buses, y las famosas camionetas guatemaltecas, que no son mas que los autobuses de escuela americanos, tuneados y transformados y ahora manejados por lo mas cerca a maniáticos de la ruta que he visto( con decir que el ayudante del chofer sube arriba del techo a acomodar bolsos y baja de nuevo con el conductor enderezando curvas a 70km x h, cuando ven Indiana Jones se cagan de la risa). Cuando llegamos los bomberos estaban preparándonos unos bifes de cerdo que comimos como si fuera la ultima comida antes de enfrentar la pena de muerte, y muy contentos y bien pi-pon nos fuimos al sobre. El siguiente día volvimos a la ruta para enfrentar nuestro último día de subidas críticas. Fue bueno poder llegar a Iztapa después de haber hecho 90km sabiendo que después de eso no íbamos a volver a subir hasta los 2500 hasta que lleguemos a Colombia, por lo menos. En Iztapa nos quedamos con Maya Pedal, un ONG que se dedica a crear soluciones ecofriendly para problemas locales con el uso de la tecnología que ofrece la bicicleta y el pedal. Cesar, uno de los creadores, nos mostró la bicimolino para maiz, la bicidesgranadora, la bicibomba de agua y la bicilicuadora entre otras invenciones, y los dos días que nos quedamos nos integro a su familia y a la ONG como si nos conociera de toda la vida.Dejamos Iztapa y a Cesar y a su familia para llegar a Antigua Guatemala, ciudad donde originariamente se encontraba la actual Capital del País pero que fue abandonada por sus habitantes luego de un terremoto. La ciudad igual conserva toda su arquitectura colonial y sus calles empedradas y paso a ser una ciudad chic y un centro importante del estudio del español por parte de jóvenes extranjeros, atraídos no solo por la belleza de su arquitectura sino por lo espectacular de su ubicación, rodeada de los volcanes de Agua y Fuego.Nos quedamos haciéndonos los dandys como 7 horas en un Cafecito al frente de la plaza principal, tomándonos solo un cafecito y comiéndonos un pedazo de torta abandonado casi impoluto en la mesa de al lado, para terminar durmiendo en la estación de bomberos de la ciudad, unos lord Ingleses. El día siguiente nos toco bajar de nuevo a nivel del mar, y la temperatura subió de forma bastante drástica llegando a Escuintla y nos obligo a parar de nuevo a la siesta, nuestra ultima siesta en Guatemala. Cerca de las 6 de la tarde llegamos a la estación de bomberos de Chiquimulilla hechos sopa y seguimos transpirando hasta cerca de la una de la mañana, hora en la que el boliche que se encontraba ubicado al lado de la estación decidió cortar la música para dejarnos dormir la ultima noche en el país de Ricardo Arjona

lunes, 13 de mayo de 2013

Levantando a un muerto

Estaba aburrido, anestesiado contra la sorpresa de los lugares que veía desde que había dejado Acapulco, y buscando la solución para salir de este estado aplastante mientras intentaba descubrir como se hace para explicar que el paraíso ya me había cansado? Hacia más de un mes que estaba parado, había dejado de pedalear desde mi llegada a Puerto Escondido donde después de dos meses me había vuelto a encontrar con Fran y Nico a quienes no veía desde nuestra despedida en Todos Santos en la Baja California. Viajar solo me había dado oportunidad de experimentar otras cosas, de hacer siempre lo que yo quisiera y decidiera sin tener que consultarlo, pero a la vez me había quitado la oportunidad de compartir con un amigo lo que me venia pasando y lo que iba viviendo. La estadía en Oaxaca tuve puntos altos, Cande me vino a visitar desde San Francisco y me hizo dar cuenta de cuan necesitado de su presencia estaba, nos visito de nuevo German, esta vez con Ale, su novia, y pasamos una vacaciones mentales increíbles sumándonos a Nico y Betty que había venido a visitar a mi compañero de ruta para su cumpleaños. Pero también tuvo sus puntos bajos. Al dejar las bicis, dejamos de ser viajeros para pasar a ser turistas, nuestros vehículos que habían sido un pasaporte de buena voluntad generando siempre reacciones positivas dejaban de cumplir ese rol al estar guardadas dentro de la casa que habíamos alquilado para recibir a las visitas. El contraste fue horrible, la gente ya nos miraba diferente, y quizás era mi excesiva sensibilidad, pero el lugar en donde mas tiempo pare desde que empecé el viaje, fue el único en el que me sentí como visitante NON GRATO. Fue por eso que apenas deje a Cande en el aeropuerto en el DF mi único deseo era alejarme de ese lugar lo más pronto como pudiera, y fue efectivamente lo que hicimos con Nico, ya que Fran había decidido interrumpir el viaje para pasar un tiempo con María en Tulum. Subirme a la bici fue un primer paso, aunque el hecho de haber estado frenado tanto tiempo cobro sus intereses sobre mis piernas desacostumbradas y mi cuerpo acostumbrado al fresco de la sombra. Seguimos avanzando y recorrimos en 5 días unos 450kms de playas, sierras y grandes y extensiones de campos eólicos en días de calores extenuantes, la sensación seguía estando, sentía ganas de dejar México, de sellar de nuevo el pasaporte, de salir del país donde había pasado hasta la fecha, la mitad de todo el tiempo recorrido desde nuestra salida de Anchorage, pero siempre surgía algo que nos retenía, y esta vez fue en forma de oportunidad, Lenny y Georgia, una pareja de australianos a quienes conocí en Acapulco cuando por allí pase con Cande, German y Ale en nuestro camino hacia México DF y a quienes había alojado en la casa alquilada en Puerto Escondido nos habían ofrecido hacer un tour con la Van con la que viajaban desde EEUU por Chiapas, Yucatán y Quintana Roo, era casi imposible decir no y sin embargo esas ganas de cerrar el ciclo México casi me hacen decidir lo contrario. Mi estado de ánimo estaba por empezar a cambiar. Al viaje se sumo también Mica, otro argento de Buenos Aires que había comenzado su viaje un mes antes que nosotros y se unió en Todos Santos. Lista la Van y cargadas las bicis y sus bolsos partimos a intentar subir el listón para cerrar el país con una sonrisa en la cara, y vaya si lo hicimos. Chiapas nos mostró su sierra a veces selvática a veces boscosas y su edificación humilde pero extremadamente limpia y prolija, San Cristóbal de las Casas su mar de tejas coloniales, casas señoriales e iglesias entre mercados indígenas y calles empedradas, una verdadera joya del país y para terminar nos sumergió en una red de cientos de cascadas de variados tamaños y de colores imposiblemente azul para depositarnos en Palenque y sus ruinas mayas que parecen asomar tímidamente de entre la imponente selva. La decisión de hacer el viaje ya se había pagado y todavía faltaban varios lugares por conocer. Seguimos al norte hacia Mérida, en donde hubimos de parar por razones de salud de Lenny y fuimos recibidos por Ken y de la red Warmshowers en su espectacular casa donde pasamos dos días entre la pileta y su comedor al aire libre en el que aprovechamos para invitarles un asado. De allí como si no hubiésemos sido malcriados por el paisaje derecho a Tulum en el Caribe para pasar una semana en Playa del Carmen alojados por Maicol, el Bebe y el Negro, argentinos amigos de Mica y darnos una ultima panzada de sol Mexicano aderezados con snorkel en aguas verde cristalinas con tortugas, peces de colores y cenotes. Paso siguiente Belice previo paso por Laguna Bacalar, un retazo de agua dulce color turquesa a 50km de la frontera. La entrada a la antigua Honduras Británica fue un trámite clásico y rápido pero significo un giro radical en cuanto a idiosincrasia, idioma, arquitectura y paisaje, que se volvía llano y mucho menos selvático. Llegamos a Belice City y ese mismo día tomamos una lancha a Caye Caulker luego de un par de negociaciones con los amistosos y reggae-looking locales. Caye Caulker merecería un capitulo aparte, una pequeña isla de aguas turquesas y coral de no mas de un km y medio de largo y menos de 500mts de ancho, calles de arena y un bar al final que da lugar al Split( brecha) que dejo un huracán entre lo que ahora son dos islas donde hoy en día es el punto de reunión y de esparcimiento para los visitantes que gusten de zambullirse en las aguas increíblemente trasparentes del lugar o hacer snorkell . Nos quedamos dos días y debe decir que dejamos el lugar con cierta tristeza, no es fácil dejar lugares así. La llegada de la noche nos encontró en la casa de Rudy, un carismático profesor que había recorrido todos los países de Latinoamérica en su bicicleta durante dos años y medio hacia 12 años, y nos hospedo en su casa-chacra y compartió con nosotros sus historias por los caminos que yo también había recorrido hacia 3 años. Dejamos esta vez Belice para entrar en Guatemala, donde al llegar a Flores nos despedimos de Lenny y Georgia que seguirían en su van y para armar las bicis para recomenzar nuestro periplo a la misma distancia del lago Atitlan a la que habíamos subido en principio a la camioneta,490km , pero esta vez en el este.