sábado, 18 de agosto de 2012

DENALI HIGHWAY Edu Bechara, gran amigo y escritor me había dicho una vez, La mejor forma de escribir un diario de viaje es escribir en caliente y corregir en frío, supongo que ahora pasado casi un mes de haber recorrido los 220 kms de la Denali Highway la descripción no va a salir tan emocional pero seguro va a salir sin errores ortográficos. Arrancamos la ruta saliendo cerca de las 19hs desde Cantwell después del encuentro con Miquel y Alicia, la hora no era la más indicada pero nos propusimos avanzar unas 30 millas hasta el primer campamento del gobierno. A los 3kms la ruta pasaba del asfalto a una piedra mediana y suelta que hacia la marcha mas lenta y trabajosa, por suerte ese día el clima acompañaba y el cielo azul con algunas nubes nos regalaban algo en que entretenernos. La ruta fue subiendo y bajando en distintas graduaciones, a veces suave y otras súper empinada, pero el parar no era opción si no querías ser instantáneamente devorado por los mosquitos. La marcha se iba haciendo lenta y cerca de las 12 de la noche todavía estábamos en la ruta pero disfrutando de un increíble atardecer en los picos nevados que se dibujaban lejos en el norte. Llegamos tarde al camp, cerca de la una, los campamentos del gobierno tienen un sistema de pago en el que uno deja un sobre con la plata y al otro día un ranger los retira, lo increíble es que el buzón con los sobres con la plata están abiertos!, preferimos jugarnos a la suerte y ver si el ranger venia al otro día, cosa que hizo de forma puntual dejándonos un cartel sobre la mesa donde nos invitaba gentilmente a pagar. Como el día nos despertó con lluvia y no nos dejo salir de la carpa hasta las dos de la tarde nunca nos enteramos del cartel, pero no hizo falta ya que Jim Robbins, el ranger en persona, y lo mas parecido a un oso que hasta ese momento había visto, se nos acercó y con una simple frase que nada tenia de pregunta nos dijo: You Will Pay, que significa básicamente, Uds van a pagar, pero con mucho énfasis en cada palabra. Medio empapados y humillados por la forma en la que rápidamente y sin intentar regatear, sacamos la plata de nuestros bolsillos seguimos viaje. Esta vez la lluvia no nos dejo hasta que paramos a armar campamento cerca de las 12 de la noche y después de haber hecho solo 35 millas, y eso obligaba a los chicos a parar a arreglar su cubre alforjas hechos de bolsas de nylon , además, el día estuvo frío, y las motorhome tampoco parecían tener su mejor día, pasándonos cerca y llenándonos de barro o tocándonos bocina de forma bastante hostil, todas estas cosas sumadas influyeron bastante en el animo general y fue quizás de los días mas serios que nos toco pasar. Afortunadamente al otro día paro de llover mas temprano que de costumbre y pudimos salir sin grandes inconvenientes rumbo a la cima del Mclaren Summit a unos 4300 pies de altura. A mitad de camino y cuando paramos a almorzar en una área de descanso salieron John y Connie de una motorhome , se presentaron y nos contaron que pasaban sus vacaciones paseando por Alaska y al vernos medio cabizbajos nos invitaban a almorzar y tomar unos ricos cafés. Nos contaron de sus días de guardicarceles, profesión que nunca nos hubiésemos imaginado que tenían, ella era una madraza y el, un tipo súper tímido, pero la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, y a nosotros nos dio la de poder compartir un buen momento, comer finalmente un buen plato de comida y de hacernos de un frasco de dulce de leche casero de regalo, cartón lleno. Ya de mucho mejor ánimo encaramos entonces hacia nuestro objetivo del día y se nos hizo bastante liviano el camino hasta la llegada a la base y antes de una subida de unos 6 kms hasta la cima del Mt Mclaren, donde se llega a la mayor altura de la Denali. Al hacer finalmente cumbre estábamos los tres exhaustos y como se dice en Córdoba chivando bolucas a pesar del frío, pero a la vez contentos, no era un paso fácil y no habíamos tenido ningún entrenamiento previo, así que si bien como puesta a punto era quizás un poco dura el haber podido llegar hasta arriba era una prueba de que con el paso de los kilómetros íbamos a ir fortaleciéndonos y acoplándonos mas como grupo, esperando obviamente que no todos los días sean como ese.Ese día armamos la carpa cerca de la cima y arrancamos al otro día buscando Paxson.Me separe un poco de los chicos desde temprano, me sentía con fuerzas y el día estaba hermoso. No tarde en llegar al asfalto y aunque había grandes subidas, todo se compensaba con grandes bajadas y después de 35millas de dura pero gratificante pedaleada llegue a final de la ruta. Paxson era básicamente una estación de servicio mas un motel bastante venido abajo con algunos productos tipo despensa, atendido por todos hombres de unos 70 años en adelante, carteles de bienvenido a los muchachos del ejército e incluso las mismas leyendas se veían en las latas de Budweiser que vendían en el lugar. Aproveche el tiempo en que esperaba a los chicos para lavar la bici y poner a punto todo. En el entretiempo llego Miquel en su moto con Domingo, otro motoquero español, me avisaron que los chicos habían decidido parar a almorzar con lo que tardarían bastante mas de lo pensado, ellos iban a tomar una habitación y me ofrecieron pegarme una ducha lo que sin dudar hice, sacándome cerca de dos kilos de tierra y poniéndome finalmente y después de 5 días, ropa que no oliera a humo. Los chicos llegaron finalmente, se tomaron sus duchas y ya cambiados y limpios cenamos en el restaurant con Miquel y Domingo para celebrar haber podido culminar la etapa y darnos un pequeño premio antes de encarar la siguiente etapa, el cruce a Canada.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Alaska

Hacia 7 años que no veía a Fran, la ultima vez había sido en Barcelona, el todavía daba clases de golf y yo volvía de trabajar en Andorra y lo visite un par de días antes de volver a casa. Siete años después ahí estábamos de vuelta, como si no hubiesen pasado ni dos días, abrazándonos en el aeropuerto de Anchorage, el de alpargatas y medias, con rastas hasta la mitad de la espalda y barba de un par de años y yo de ojotas y en shorts , los dos cagados de frio.Nos miramos los tres y aunque a todos se nos ocurrió lo mismo después darnos cuentas que afuera llovía y estaba bastante frío el primero que lo dijo fue Fran: Vámonos a Méjico!! Nos reímos y nos subimos al auto de Lewis, una de las personas parte de warmshowers ( www.wormshowers.com ) junto con Angie y Linda que nos hospedaría por un par de días en la ciudad para poder terminar de comprar lo que necesitábamos y planificar la ruta a seguir. Los siguientes días los pasamos poniéndonos al día en historias y dando los toques finales a los corceles. Después de cuatro días de compras, un par de salmones a la parrilla por el día de la Independencia, visitas a un festival de música local y puesta a punto de las bicis arrancamos el sábado 7 de julio cerca de las 5 de la tarde. Pasamos por un supermercado Fred Meyer y compramos comida para 10 días, a esta altura del verano la noche no es una preocupación, se empieza a poner oscuro cerca de la 1 de la mañana y amanece cerca de las 3 30 . Ese día llegamos hasta Wazilla cerca de las 12 de la noche, se sentía bien volver a las pistas, aunque el cuerpo tardo un poco mas en acostumbrarse, aprovechamos el porche de un Salvation Army que no habría al otro día para no tener que armar las carpas sin tener en cuenta el chiste de los locales sobre su pájaro nacional, el mosquito, pero eso va a merecer un capitulo aparte. En los días subsiguientes viajamos a orillas de lagos azules, cruzamos veintenas de ríos y arroyos, los paisajes de montañas y bosques que parecen no terminarse se mezclaban con tundras y algunas zonas de pantanos , nos toco dormir debajo de varios puentes, o por lo menos para a hacer algún break culpa de la lluvia, armar muchos fuegos para cocinar y secar la ropa, armar algún que otro campamento al costado de la ruta o en algún campground del gobierno, empezar a acostumbrarse a una dieta basada en arroz y fideos que se turnaban para ser cenas o almuerzos, acostumbrarnos al frío, al frío y a la lluvia, al frío a la lluvia y a los mosquitos, y a la lluvia, el frío, el viento en contra y los mosquitos combinados, y todo esto desviándonos hacia el norte para hacer la Denali Highway, una ruta de tierra que une Cantwell con Paxson y sobre las que Fran había tenido buenas referencias y en las que nosotros parte por la excitación de arrancar, parte porque nosotros no habíamos estudiado mucho, decidimos confiar. Llegados a Cantwell después de días decidimos tomar un minibreak de medio día y poner las carpas en un campground privado, todo por tener la primera ducha y usar un poco de Internet, lamentablemente el trato recibido fue aunque no hostil, no muy atento, y fuimos literalmente echados de forma extremadamente amable si es que una expresión puede ser combinada con la otra, con lo que terminamos haciendo el almuerzo en la estacion de servicio a la entrada del pueblo donde una mujer no regalo una bolsa de cerezas y otra nos regalo un par de cervezas y algunos anzuelos y accesorios de pesca a cambio de que le ayudáramos a arreglar el toldo de su campervan. Ya casi arrancando conocimos a Miquel y a Alicia, ambos españoles y recorriendo el mundo en sus BMW, charlamos un rato, nos sacamos unas fotos y prometimos unas cervezas si nos volvíamos a cruzar. Arrancamos finalmente tarde con el objetivo de hacer unos 50 kms hasta el primer campground pero eso también forma parte de otro capitulo, la Denali Highway