martes, 13 de noviembre de 2012

Empezando Canada

Hay días que una se siente dentro un videojuego donde el terreno y el clima donde uno pedalea fuera elegido por un adolescente en una etapa de odio al mundo haciendo catarsis, hoy es un día de esos. Estoy dentro de la carpa, son las 8 de la noche y es el primer día de pedaleada en la segunda entrada a EEUU, esta vez, después de Canadá. Las gotas de lluvia que caen del bosque de enormes pinos golpean fuerte en el techo de mi carpa, y quizás por el reflejo natural de siempre andar con equipo barato, cierro los ojos como si alguna fuera traspasar y colarse entre mi nuca y el cuello de la remera termica.Y aunque el equipo ahora sea mejor que el que nunca tuve, no hay pantalón impermeable o campera Columbia que prevenga el esfuerzo mental que requiere mantener el buen animo en un clima gris y frío. No hay con que darle, somos pilas solares.Y hacia el sol vamos.Por otro lado, sabíamos que esto nos iba a pasar, ya nos lo habían advertido, en octubre llueve, y no por nada la vegetación y los bosques de la costa oeste de EEUU por donde ahora nos movemos pedaleando la 101 se llama Rainforest. Pero de EEUU voy a escribir después de contar un poco del país del que acabo de salir, Canada.Ya era hora… La llegada fue tarde, cerca de las 12 de la noche, oscurecía recién en un atardecer boreal que llegaba de a poquito cada vez mas temprano.Su primer pueblo, Beaver Creek nos recibió con un violento ataque de mosquitos y nos encontró comiendo adentro de la carpas que luego montamos en una escuela en periodo de vacaciones de verano. Al otro día nos toco quedarnos en un camping para arreglar unos tramites de Fran y aprovechamos para lavar ropa, pegarnos varias duchas, tomarnos cuatro o cinco litros de café que el camping ofrecía como servicio y reventarles el Internet, los us$ 12 que nos cobraron a los tres por el lugar no les termino saliendo muy redondo.Los días siguientes seguimos camino al Este por la Alaska Highway en dirección a Whitehorse, capital de Yukón y en donde esperábamos hacer una parada técnica. En el camino cruzamos un oso grizzli y su cría, cuatro ciclistas de Olimpia, EEUU y volvimos a cruzar a Chris de Seattle en Destruction Bay; saliendo debajo de un puente donde nos cubríamos de la lluvia cruzamos a Eric, que nos dejo en ridículo haciendo entre 160 y 180 Km. por día con sus 55 años y que nos invito a pasar por su casa en Prince George una vez que estuviéramos ahí y finalmente terminamos llegando a la casa de un personaje ilustre de la ciudad de Whitehorse, Phillipe Leblonde, franco-canadiense como se los llama a los Quebequas, había sido dueño de una de las bicicleterias mas tradicionales de la ciudad y ya cansado después de 25 años se dedicaba ahora a crear obras de arte con partes de bicicletas, como el domo gigante asentado en la parte del frente de su jardín y fabricado de 800 llantas unidas con precintos que aguantaba a varias personas escalándolo a la vez y que era ahora una atracción turística mas de la ciudad. Phillipe era un personaje con todas las letras, hablaba a una velocidad que era difícil seguir, aunque dudo que le importara nuestra opinión ya que a veces parecían discursos mas dirigidos a el, culto e informado no dudaba en dejar escapar algún gas de su sistema si este lo requería, disculpándose con un rápido sorry que intercalaba entre las 200 palabras que metía por segundo. Generoso y confiado, aunque algunos lo llamarían inconsciente no dudo en dejarnos a nosotros en la casa cuando le toco irse a cazar cabras de monte con su vecino, ni de compartir unas ricas hamburguesas del mismo animal que el mismo había cazado.Nosotros intentando no quedarnos atrás comprábamos salmón todos los días( us$5 el kilo es una oferta difícil de rechazar) y preparábamos abundantes desayunos que alimentaban no solo a los ciclistas( léase nosotros) sino también a el y a los alquilantes de los cuartos de su casa que eran 4.Y es que había que sumar puntos, le íbamos a dejar las bicis en su garage por dos semanas para poder irnos a un festival al que Fran nos había convencido de ir en Wells a 200km al sur de Prince George y a 1800 de donde estábamos, desprendido o sin importarle mucho lo que hacíamos nos dejo con el permiso y se fue un día antes que nosotros partiéramos hacia el sur, esta vez sin las bicis y en busca de algo de vida social, pero eso es parte de otra historia que en breve postearé (breve es un termino bastante amplio para un tipo sin tiempos como yo)